París una ciudad de Luz

por Mónica Pimiento

París es la capital de Francia y se encuentra situada en el corazón de Europa. Tiene una población de más de dos millones de habitantes, convirtiéndose en la segunda capital más poblada del viejo continente después de Londres, y en el destino más deseado de los turistas en el mundo.

El Aeropuerto más importante de la ciudad es el París-Charles de Gaulle, posee dos aeropuertos adicionales que prestan servicios para esta capital: el Orly y el Beauvais, a una hora del casco urbano. Todos cuentan con servicios de transporte al centro de la ciudad.

He tenido la oportunidad de ir en varias ocasiones a esta ciudad repleta de historia, arte, y cultura. Caminar por las calles de este lugar es en sí una experiencia inolvidable, cada calle cuenta sus propias vivencias, cada balcón muestra su propia perspectiva.

La cultura con los turistas ha cambiado mucho en los últimos años, cada vez es más frecuente encontrar personas que hablen en inglés o en español. Un consejo, que me costo algo aprender, es que si no hablan Francés, como en mi caso, intenten comunicarse primero en Español.

París es mundialmente famosa por su Gastronomía, sobretodo por la panadería y pastelería. No se trata solamente de un servicio de alimentación, sino de un arte que evoca años de experiencia y trabajo, hace valorar la variedad gastronómica que esta ciudad ofrece. Disfrutar de un macaron de LADUREE es uno de los mayores pequeños placeres que pueden tener si pisan esta ciudad, comerse un pan de chocolate, merengue relleno o la tradicional Baguette, les da la bienvenida en esta parte importante de la cultura Francesa, no olviden por favor acompañarlo con un buen vino y queso, típicos de la región.

Un buen viajero entiende que una ciudad se conoce caminando, el valor de cualquier lugar no está solo en las grandes construcciones, sino en los pequeños barrios que muestran el día a día de su comunidad, " El modo más cómodo de conocer una ciudad es averiguar cómo se trabaja en ella, cómo se ama y cómo se muere" como lo dice mi compañero de este viaje - La peste, de Albert Camus.

Mi recomendación para conocer la capital francesa, es empezar por la iglesia del Sagrado Corazón. Pueden caminar por la parte trasera de este punto de interés, ir a través de los viñedos y subir a Montmartre considerado el barrio más bohemio de la ciudad. Llegarán entonces a un acogedor parque, lleno de artistas, donde pueden ser dibujados o simplemente tomar un buen café, comer un crepe de nutella, tomar asiento y apreciar una de las plazas de encuentro históricas de la ciudad. Si siguen caminando verán la iglesia del Sagrado Corazón, y frente a ustedes una de las vistas más hermosas de la ciudad, traten de subir para ver la puesta de sol. Si descienden por las escaleras frente a la iglesia y luego toman la avenida de Clichy a la derecha observarán el famoso Moulin Rouge construido en 1889 por Josep Oller.

La visita puede continuar en el parque de Luxemburgo, luego sigan a la Catedral de Nuestra Señora (Notre Dame) donde podrían subir y disfrutar de un bello atardecer. No se pierdan La Conciergerie que fue la residencia de los Reyes de Francia desde el siglo X al XIV, y donde incluso estuvo encerrada Maria Antonieta en 1793.

Después de seguir caminando por la ciudad se llega al Palacio de Louvre el Museo más importante del mundo, deben contar mínimo con un día para poder disfrutar de una de las colecciones más espectaculares de la Humanidad. El tesoro de este museo no es la Mona Lisa, para mi el real tesoro que guarda este lugar, es la oportunidad de ver la evolución de nuestra sociedad a través del arte. Es necesario no tener prejuicios sobre lo que van a encontrar, sino decretar una experiencia totalmente personal sobre cada pieza que se ve.

Me sorprendí en mi primera visita con la colección de Latinoamérica, la trascendencia de nuestras culturas indígenas, me hizo valorar mucho más esta parte de la única historia que realmente nos pertenece. Viajar no sirve para menospreciar lo propio, al contrario, es mediante la experiencia intercultural, que valoramos mucho más lo nuestro, y nos damos cuenta de que lo que anhelamos de otros países es simplemente algo de lo que ellos mismos se sienten orgullosos. Muchas culturas han transmitido ese orgullo a los visitantes, no dista mucho un vino Francés o una cerveza Alemana de una Chicha Criolla, al ser productos resultado de un desarrollo cultural de una comunidad, lo mismo sucede con la música, las letras o el idioma.

Continuando cerca del río Sena podrán apreciar los Campos Elíseos, donde se lleva a cabo una de las competencias más importantes del deporte en el mundo, "Le Tour de France" con su última etapa por la ciudad de París. Muchos Colombianos han marcado aquí su historia. Por estas calles Lucho Herrera, Fabio Parra, Botero, Nairo, o Rigo han visto la Gloria y el esfuerzo de correr desde sus corazones, por estas calles también hemos corrido millones de Colombianos mostrando la cara linda de nuestra tierra, y hoy contamos con uno de los mayores grupos élite del ciclismo Mundial.

Al final se encuentra el Arco del triunfo, y conectado a través de una avenida volviendo al sena la majestuosa Torre Eiffel, con 300 metros, diseñada por Maurice Koechlin y Émile Nouguier, y construida por Gustave Eiffel en 1889. En la primera parte de la torre, se encuentra un restaurante llamado Julio Verne. A sus dos primeros pisos se puede subir caminando por las escaleras, o por un costo un poco mayor en ascensor. A la cima de la torre solo se puede subir con este último medio, no es apto para personas con temor a las alturas, pero la vista y la satisfacción de subir completan una visita en esta ciudad de Luz.

La París de este año es una ciudad que han tratado de apagar, y es importante que como viajeros aprendamos a ser tolerantes con las comunidades en el mundo, las decisiones políticas de un país lastimosamente traen consecuencias nefastas, como los atentados que desde hace un año golpean a esta joya de la humanidad. Los Parisinos no son los culpables de la actitud de un gobierno, sin embargo como muchas otras ciudades y países del mundo, han sufrido la inclemencia de una guerra sin límites. Es normal ver ahora la ciudad totalmente militarizada y después de cientos de años en muchas ocasiones incluso solitaria.

Dejamos París con la esperanza de volverla a ver, de disfrutar de sus panaderías y teatros, de caminar por sus museos y transitar con su metro, con el deseo de que nosotros mismos, nos permitamos seguir protegiendo y cuidando este planeta, que es para todos.

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