Hace años cuando la gente me preguntaba sobre los lugares del mundo que me gustaría visitar, mi respuesta, como la mayoría de las personas, hacía referencia a lugares que son parte de países del primer mundo, como París, Roma y New York. Nunca he escuchado a alguien que diga: ¡Quiero ir a Tikal (Guatemala)! ó, ¡mi sueño es ir a Puno (Peru)!.
Considero que como latinos, aveces damos por hecho que no hay grandes cosas que ver en Latinoamérica, solo quizás Machu Pichu, el carnaval de Rio y Argentina. Pero nos olvidamos de otros países que conforman nuestro continente, como Venezuela, Chile, Bolivia, Guatemala, Costa Rica y otras decenas más.
El año pasado tuve la fortuna de conocer varios países de Latinoamérica por mi trabajo. Cada vez que tenía que visitar algún lugar me las arreglaba para quedarme también el fin de semana y conocer por mi cuenta.
Mi primer viaje fue a Guatemala, recuerdo que tenía que estar allí el Martes, así que me fui desde el Sábado. Vale aclarar que cuando viajo por parte de mi empresa no puedo pasar gastos de días no laborales. Entonces como toda una "backpacker" llegue a Ciudad de Guatemala con una mochila de 12 kilos donde llevaba mi ropa de turista, de oficina, 2 computadoras y 1 kilo en cables.
Después de leer varias páginas web sobre el turismo en Guatemala, tuve que planear un viaje a las pirámides de Tikal, allí se encuentra uno de los mayores yacimientos arqueológicos y centros urbanos de la civilización Maya Precolombina. Está situado en el municipio de Flores, en el departamento de Petén y forma parte del Parque Nacional Tikal, que fue declarado Patrimonio de la Humanidad, por Unesco.
Como cualquier mochilera en cualquier parte del mundo, quería no gastar mucho dinero. Así que decidí tomar un bus desde Ciudad de Guatemala hasta Tikal en la noche. Este bus tardaría 10 horas y me permitiría ahorrar en los tiquetes de avión y el hotel. Para mi sorpresa el turismo en Guatemala no está muy desarrollado, así que no pude comprar los tiquetes por internet. Una vez llegue al aeropuerto de Ciudad de Guatemala, tomé un taxi, y le pedí que me llevará al centro histórico. Una vez llegué allí vi que había una gran protesta contra el gobierno actual, se veían ríos de gente en las manifestaciones. Era casi imposible tomar una foto de cualquier monumento porque no podía ni estirar un brazo; estaba en otro país y como cualquier persona de mi generación, es necesario tomarse una selfie #TravellingInGuatemala. Ese fue mi primer gran error, no estaba en Europa, no estaba en Estados Unidos, estaba en una protesta en ¡Latinoamérica!. No pasaron más de 10 minutos después de bajarme del taxi, cuando me escabullí entre la multitud para que no me robara el iphone (un señor que claramente me estaba siguiendo) irónicamente todo esto pasó alrededor del Palacio de la Policía Nacional Civil, un edificio imponente que me recordaba Granada, España, por su arquitectura colonial mezclada con arquitectura árabe.
Tras trotar varias cuadras seguida por mi nada ameno nuevo compañero de viaje, termine en la iglesia de San Francisco, afortunadamente este ladrón tenía sus límites y no me siguió una vez entré allí. Esta iglesia no era muy diferente de cualquier otra iglesia cristiana colonial, pero creo que nunca había sentido tanta paz en una iglesia. Tras media hora de meditación y planeación estratégica salí a seguir conociendo.
Llegue a la plaza de la constitución, que es la mayor plaza de Guatemala, rodeada al norte por el Palacio Nacional, antigua sede del Gobierno, al este por la Catedral Metropolitana, al sur por el Portal del Comercio y al oeste por el Parque Centenario y la Biblioteca Nacional de Guatemala. Era una plaza imponente, sentía la fuerza del pueblo guatemalteco con sus cantos y gritos de inconformismo contra su gobierno.
Como no podía hacer mucho allí por todas las protestas y además debía esperar a que llegara la noche para tomar mi bus hacia Tikal. Opté por acercarme a un policía a preguntarle a que lugares me recomendaba ir en la ciudad. Normalmente no hago esto, iría a tripadvisor.com y buscaría “Things to do in Guatemala City”, pero ya había aprendido mi lección con respecto al uso del celular; él me dijo que fuese a paseo la reforma, además me indico como tomar el sistema de buses de la ciudad. Cuando llegue a este lugar vi que debía pagar con una moneda para ingresar al sistema, solamente tenía billetes, así que me empecé a acercar a la gente en la calle a pedir que me cambiaran un billete por monedas; en eso, se me acercaron dos muchachos por detrás, y me dicen: “oye, oye, oye, yo te doy la moneda”. Yo me voltee hacia ellos, me cambiaron el billete por monedas y dijeron que tomarían mi mismo bus, así que nos fuimos juntos hablando por el camino.
Se que no se debe hablar con extraños, pero estoy muy feliz de haberlo hecho. Ellos conocían muy bien la historia de su ciudad, eran de mi misma edad, asistían a la universidad, hablaban varios idiomas y también tenían ansias de conocer el mundo. Tras conocernos mejor durante el trayecto en bus, ellos decidieron acompañarme a conocer el paseo la reforma. Siempre es mejor conocer la ciudad con un local y más cuando son de tu edad.
Caminamos por el paseo la reforma, donde se respiraba tranquilidad, está rodeado por árboles, rutas para las bicicletas, monumentos históricos y multinacionales; también me mostraron otros lugares históricos como la oficina de correos y calles del centro que ya había caminado sola sin saber anteriormente la importancia que tenían. Ya acompañada por ellos, tenía el valor de tomar fotos de todos esos edificios de gran valor cultural que ellos me mostraban.
Al caer la noche fuimos a cenar Paseo Cayalá, un muy bonito centro comercial con un estilo colonial con construcciones en estuco blanco y tejas rojas, acompañado por una edificación de estilo greco romano. Mi cena fue un plato típico, frijoles negros colados, consiste en una deliciosa sopa de frijoles con queso. Finalmente mis dos guías turísticos y también nuevos amigos guatemaltecos me llevaron al terminal de bus.
Tras 10 horas de viaje en el bus, llegue al municipio de Flores. Eran las 6 de la mañana, sabía que me sería imposible escalar las pirámides con 12 kilos en la espalda. Así que conseguí una bolsa en un restaurante y allí puse toda la ropa que cargaba, me llevé solamente las cosas que necesitaba para mi trabajo el siguiente Martes. Le pedí el favor al encargado de la empresa de buses que me cuidara esta bolsa hasta la noche y luego contrate una persona que me llevase hasta Tikal (1 hora).
Una vez llegamos al parque arqueológico, vi algo que no había visto hasta el momento en Guatemala: turistas. Una vez allí conformamos un grupo con una pareja de alemanes, ocho niñas israelitas, una niña de Turmekistán y yo. éramos un grupo de 12 jóvenes explorando las más impresionantes pirámides que he visto en Latinoamérica. Nuestro guía turístico hablaba un inglés perfecto, nunca había salido del país, pero desde niño había estado rodeado por personas de todo el mundo y siempre buscaba interactuar con ellas.
Tikal es uno de los mayores yacimientos arqueológicos y centros urbanos de la civilización maya precolombina. A diferencia de Teotihuacán en México en donde toda la ciudad está centralizada y se pueden observar todas las pirámides simultáneamente, Tikal tiene sus templos repartidos en un frondoso y amplio bosque, así que desde la cima de los templos solo lograba divisar las puntas de los otros templos ahogados en una gran vegetación. Otra gran diferencia es que las escaleras de las pirámides de Tikal son mucho más empinadas. Tras caminar dos horas por el parque y subir a varias pirámides, llegamos a la gran plaza central, esta se encuentra situada en el corazón de Tikal. Está flanqueada por las pirámides gemelas conocidas como Templo I y Templo II, que superan a todos los demás edificios del recinto ceremonial y constituyen un ejemplo muy claro de la gran pericia arquitectónica alcanzada por los mayas.
Este recorrido de 5 horas a través del parque de Tikal me inspiro a seguir conociendo Latinoamérica precolombina, ningún otro monumento moderno me ha cautivado tanto como el Templo del Gran Jaguar, este es un templo funerario-ceremonial construido en el año 700 por la civilización maya, y es la construcción principal de la ciudad más grande del período maya-clásico-tardío, Tikal.
Y así, este viaje que inicié al escabullirme en medio de una protesta del pueblo guatemalteco, seguido por un tour gratuito con dos agradables extraños y la majestuosidad del imperio Maya, terminó con un coctel en el hotel Westin Camino Real.
Cada experiencia generó en mí la necesidad de continuar conociendo Latinoamérica, y si alguien me preguntara en este momento sobre cuáles lugares del mundo quisiese visitar, la respuesta sería muy sencilla, Isla de Pascua en Chile y el Salar de Uyuni en Bolivia.