Mi experiencia en Japón

por Jorge Becerril

Es mi turno de contarles sobre mi experiencia en un bello país que combina la tradición con la innovación en su día a día. Aquí escrita la historia de mí viaje a Japón.

Desde los 18 años tuve como meta viajar algún día a Japón. Creo que mi interés por los videojuegos, anime, samurái, ramen, sushi, etc. me impulsaron a esa idea y aunque sin duda tomó bastante tiempo el poder realizar esa meta, hoy puedo sonreír y suspirar sabiendo que lo logré. Suficiente de mi y empecemos con el viaje. Mi travesía incluyo las ciudades de Tokio, Yokohama, Kioto, Nara, Osaka, Himeji, Hiroshima y Miyajima. En ese preciso orden viajé por Japón, abordando trenes, líneas de metro, autobús, ferris y tren bala, algo simple como el transporte público se convirtió en una aventura.

De ahí mi primera experiencia en Tokio, usar un medio de transporte nunca fue un reto tan grande como lo fue en Japón para mi, te explicaré porqué, imagina que quieres viajar a la estación £¢®€ y te encuentras en la parada &%$< por lo cual tienes que tomar el autobús en dirección Åߌ. No es un error en tu explorador de internet, así lo he escrito intencionalmente para que pudieras imaginarte en la situación que me encontraba. Fue en ese momento en el que entendí que mi nivel básico de japonés se limitaría a pedir comida y preguntar por direcciones, muchas veces eso tampoco fue posible.

Como seguramente lo sabrás, los japoneses tienen otro tipo de escritura; el uso de kanjis, hiragana y katakana son su forma escrita y aunque soy bueno leyendo las dos últimas casi todo está escrito en Kanjis y eso está fuera de mis habilidades. Sin embargo eso no me detuvo para disfrutar de mi estancia. Saber inglés me salvó, pero debo confesar que el inglés no es suficiente para poder hacer todo sin problemas en Japón. El idioma fue el primer lugar en mi lista de las dificultades que podría tener en mi viaje, por lo cual una vez estando allá mentalmente estaba preparado a diferencia del shock cultural que me esperaba y que ignoraba.

Había escuchado que en Japón las personas son muy educadas y limpias, pero aún así mi imaginación se quedó corta a comparación de la realidad. Estando en Tokio y al querer comprar un recuerdo en alguna tienda de la ciudad, un empleado se disculpo conmigo con una gran reverencia por no poder hablar inglés y envió a alguien más que me pudiera atender. Créeme que eso no es nada comparado con lo que te contaré más tarde.

Siguiendo con mi estancia en Tokio, me sorprendió por lo bien organizada y limpia que es a pesar de la densidad demográfica que tiene, así como su extensión geográfica. Tokio es sin duda, una ciudad sorprendente. Letreros luminosos gigantes, tiendas enormes, rascacielos, ríos de gente, máquinas que te hablan (por supuesto en japonés), gente anunciando los menús de un restaurant o alguna promoción de alguna tienda departamental, eso es Tokio. Como toda metrópoli, tiene para ofrecer más de lo que podrías hacer en un mes completo, jamás te decepcionará.

Los restaurantes tienen en su mayoría al lado de la entrada ya sea fotos de los platillos que preparan o figuras de plástico de los platillos. Me llamó la atención que hicieran eso para todo tipo de platillos. Al entrar a un restaurant todo el personal te saluda y te agradece por tu visita, la primera vez me sorprendió e incluso podría decir que me espanté un poco. Lo mismo sucede cuando te levantas y sales del local, te hacen sentir bienvenido y apreciado.

El mejor sushi, soba y ramen que comí en el país los encontré en Tokio. Nunca subestimes la comida tradicional de cualquier lugar, te puedes llevar una grata sorpresa. Japón cuenta con una gastronomía muy amplia y bien desarrollada.

Tokio es la casa de la modernidad y locura, desde restaurantes con robots hasta tiendas de ropa poco convencional, todo lo encuentras ahí. También templos y festivales tradicionales de hace cientos de años siguen llenos de vida. Para mi suerte la temporada de los “Sakura” o árboles de cerezo estaban en su resplandor durante mi visita y fue algo muy bello de poder presenciar.

La ciudad que más me gustó del viaje debido a su parecido con Tokio pero sin llegar a ser tan abrumadora por el número de habitantes fue Kioto. Fue aquí donde recibí como pijama mi primer Yukata (vestido tradicional japonés), siempre quise usar uno y por fin pude realizar ese pequeño sueño. En la misma ciudad me hospedé en un hotel cápsula, como su nombre lo indica en vez de hospedarte en un cuarto normal, duermes dentro de una “cápsula”.

Aunque parezca que nadie podría dormir ahí, te sorprendería lo cómodas que son y siendo honesto ya que no necesitaba de nada más que dormir en los hoteles, para mí las cápsulas cumplieron con su propósito con honores. Si eres claustrofóbico tal vez te gustaría buscar otras opciones.

Todas las ciudades cuentas con diversos templos, dentro de los cuales me sorprendieron los templos de Inari y Rokuonji. Tal vez ubiques el primero, es un templo que se distingue por las miles de puertas que se encuentran en su camino.

Te tomará dos horas recorrer los pasillos con los que cuenta el templo, es un muy buen ejercicio y al llegar a la cima podrás hacer tus oraciones más cerca de los dioses.

Rokuonji es un templo sobre un lago cubierto en oro, así es, cubierto en oro. El parque donde se encuentra también es muy bello, pero la estructura bañada en oro sobresale por encima de todo sin importar en que parte del parque te encuentres.

Por último visité dos castillos, el castillo de Himeji y de Osaka, sin duda el castillo de Osaka fue mi favorito por las exhibiciones que tenían dentro del castillo, lamentablemente no se podían tomar foto de ellas pero el castillo por fuera también es hermoso.

En el castillo se relataban con proyecciones sobre hojas transparentes diferentes eventos relacionados con el castillo, esto producía el efecto de ser hologramas, algo que me parece un gran detalle. Batallas, festivales y construcción eran algunas de las proyecciones. Armaduras de generales y adornos de los emperadores también se podían apreciar en la exhibición y créeme que eran hermosos.

Lo olvidaba, la experiencia más difícil que viví fue en Osaka, durante mi visita a “Universal Studios” estando en una fila para entrar a una atracción intenté conversar con una persona la cual me respondió diciendo que hablaba sólo un poco de japonés, al ver que no entendía lo que yo intentaba decirle dio media vuelta y se fue, momentos más tarde personal del paruqe de atracciones se me acercó y me dijo que la persona que estaba a mi lado hace un momento quería disculparse ya que no me entendía y que le había pedido al personal del parque el pedirme disculpas ya que esa persona no podía hacerlo por sí misma. En ese momento me sentí mal conmigo mismo pero aprendí que los japoneses son extremadamente educados y reservados, así que debía respetar eso. Visitar Japón ha sido una experiencia maravillosa. La diferencia entre los países que he visitado y Japón ha sido tan grande que el impacto en mí se convirtió en uno de los mejores recuerdos que acompañarán el resto de mi vida. Puede que no todo sea hermoso en algo nuevo, pero lo importante es el sentimiento que te genera al recordar y la nostalgia de no ser más, lo que te indica que algo ha valido la pena y sí amigos, Japón fue eso y más para mí.

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